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A debate la literatura romántica en la mesa más numerosa del IV ELACT.

LO ROMÁNTICO

Con la intención de tratar de definir qué es la literatura romántica y qué la distingue de otros géneros se inició la mesa más numerosa de esta edición, coordinada por Lola Gutiérrez y compuesta por Carlos Dosel, Amber Lake, Leo Mazzola, Manuel Mira, Marisa Grey y Javier García Moreno. Y empezó fuerte, arremetiendo contra aquellos que la consideran un género de clase inferior, y defendiendo la igualdad genérica, o lo que es lo mismo, que las obras del género no tienen por qué estar escritas sólo por mujeres, como ha ocurrido hasta hace no mucho tiempo.


Hombres y mujeres pueden escribir literatura romántica porque al igual que el romanticismo permeabiliza otras obras, e incluso otros géneros, allí donde haya una historia de amor puede hablarse de rasgos de literatura romántica, y puede ser practicada y leída por cualquiera de los dos sexos. Sólo hay que seguir algunas pautas, hacer que la historia amorosa sea el eje principal de la obra y buscar un final feliz, aunque esto no sea absolutamente prescindible, tal y como manifestaron algunos miembros de la mesa.


Todos los participantes defendieron la universalización del género, tanto en lo que se refiere a autores como en lo referente a los lectores. La novela rosa como tal ya casi no existe, su lugar lo ha ocupado la novela romántica, con perspectivas mucho más amplias que intentan echar abajo los prejuicios masculinos a la hora de leer.


También se debatió sobre la consideración de la novela romántica, a quien muchos tildan de literatura vulgar y de quiosco, sin reparar en que la calidad de la misma le ha hecho dejar de ser tomada como literatura de segunda, a pesar de que algunas editoriales y muchos lectores le hayan vuelto la espalda. Por fortuna, otras editoriales, allá por los inicios del presente siglo, vieron el potencial que tenían estas novelas, sobre todo las españolas, y empezaron a publicarlas, acabando con el monopolio de las traducciones británicas y norteamericanas que habían dominado el mercado hasta entonces.


Este boom ha dado lugar también al nacimiento de muchos concursos de género romántico, que a su vez proporcionan mucha publicidad en las redes sociales y entre las autoras (y autores, aunque siguen siendo minoría) del sector, lo que confirma que la fidelidad de su público va en aumento.


Y para cerrar la sesión se inició un encendido debate en la sala, comparando el papel de las novelas negra y romántica, analizando las ventas y la proyección social del género, las intrusiones de lo erótico, el papel de las editoriales, la doble moral de los medios de comunicación, las confusiones de género y otras cuantas polémicas que por falta de tiempo tuvieron que quedar en suspenso.


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