ACTA DEL FALLO DEL JURADO CORRESPONDIENTE AL XII CONCURSO DE MICRORRELATOS ELACT “LOLA FERNÁNDEZ MORENO” Y TEXTO DEL RELATO GANADOR.
Siendo las 21:00 horas del día 10 de abril de dos mil veinticuatro, se reúne de manera telemática el jurado del Duodécimo Concurso de Microrrelatos ELACT “Lola Fernández Moreno”, compuesto por Dª Isabel Hernández Hernández, Dª Zaida Sánchez Terrer, Dª. Ana Verdú Conesa y D. Antonio Parra Sanz, quien actúa también como secretario.
Tras deliberar ampliamente sobre las treinta y seis obras finalistas del concurso, realizan una primera votación tras la cual quedan seleccionados los siguientes relatos:
138. Partes vulnerables
156. Obsceno
253. El baile más triste
308. La visita
321. Dame un respiro
346. El divorcio inconcluso del filólogo y la lingüista
439. Resaca
511. La revolución del orgasmo femenino
Una vez valorados de nuevo los últimos finalistas, deciden declarar por unanimidad ganadora del Duodécimo Concurso de Microrrelatos ELACT “Lola Fernández Moreno”, dotado con 500 euros y trofeo, a la obra titulada “EL divorcio inconcluso del filólogo y la lingüista”, cuya autora es Chelo Sierra, domiciliada en Torremenga, (Cáceres).
Para dar fe y en prueba de conformidad, los miembros del Jurado firman la presente acta en Cartagena, el 20 de abril de 2024.
Firman: Isabel Hernández Hernández, Zaida Sánchez Terrer, Ana Verdú Conesa y Antonio Parra Sanz
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EL DIVORCIO INCONCLUSO DEL FILÓLOGO Y LA LINGÜISTA
(RELATO GANADOR XII DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS ELACT“LOLA FERNÁNDEZ MORENO”)
El mediador familiar, que con su verbo fácil e irregular se había atrevido a acusarlos de vivir en un permanente delirio, dejó de molestar cuando decidieron encerrarlo dentro de un paréntesis. Después de esa breve interrupción, los dos regresaron a la oración principal y continuaron acentuando sus diferencias mientras se lanzaban afiladas frases disyuntivas o adversativas que se les clavaban en la piel y les dejaban el escozor de una ofensa mayúscula. En lo único que estuvieron de acuerdo fue en algo que ambos, indignados, no dejaron de repetirse el uno al otro, por activa y por pasiva: estaban dispuestos a todo, incluso a volver a utilizar la primera persona del plural, antes que consentir que ese sujeto, por muy mediador que fuera, viniera a dictarles cómo y en qué condiciones debían ponerle el punto final a su matrimonio.
Chelo Sierra
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