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Crónica V ELACT: AIRES LORQUINOS Y GENERACIÓN 16

La sesión de clausura se inició con una interesante mesa redonda que tuvo como protagonista a la ciudad de Lorca, respondiendo a la costumbre que ha desarrollado el ELACT de invitar cada edición a una ciudad amiga. La mesa, coordinada por Francisco José Motos, contó con la presencia de María Alcaraz y los hermanos Daniel y Josías Fajardo.


Entre ellos se repartieron estupendamente las intervenciones, Francisco José Motos habló del mundo editorial, y lo complicada que se está poniendo últimamente la lucha por la cultura, de todas formas, no pierde la esperanza, y aún le queda humor para escribir y recitarnos un pequeño homenaje a Cervantes. María Alcaraz, por su parte, hizo un retrato cronológico-histórico de la literatura lorquina, ofreciendo posibles razones que justifiquen el boom de la literatura de Lorca en los últimos años, y señalando que tal vez haya que buscarlas en las desgracias que ha sufrido la ciudad, como si eso hubiera espoleado el espíritu literario y creador de sus habitantes.

Los hermanos Fajardo hablaron del hastío cultural como posible acicate para que la gente se lance a escribir, y pusieron el dedo en la llaga de la ceguera que las instituciones muestran hacia la cultura, no sólo hacia la literatura, sino hacia cualquier manifestación cultural. La conclusión no puede ser otra que el deseo de que España cuente con una política decente de mecenazgo cultural, porque si no ocurre esto, al final quedara sólo una inmensa minoría a quienes nos importará la cultura, y el gran público no tendrá acceso a una cultura de calidad.


La mañana dio un giro con la llegada de los cuatro representantes de lo que se ha dado en denominar Generación 16, y que recoge una lista de autores jóvenes, que escriben casi siempre novela negra o de misterio, y que en el citado año “rompieron” a publicar y a tener amplia presencia en los medios y entre los lectores. Esta mesa se celebró como aperitivo a otra que tendrá lugar en la próxima edición de Cartagena Negra, en ella estuvieron presentes Alfonso Gutiérrez Caro, Pedro Martí, Víctor Mirete y Cristóbal Terrer, posiblemente los miembros más activos de un grupo que recibió su denominación gracias a la ocurrencia del también escritor Asensio Piqueras.


Obviamente, y tal y como ellos mismos señalaron, hay más autores pertenecientes a este grupo generacional, tales como Alexander Cooperwhite, Sergio Llanes, Carlos Dosel, Paco Rabadán, Ana Ballabriga, Juan Albarracín, Rubén Fernández Uceda, Cristina Selva, Manu Riquelme…, la mayoría de ellos escribiendo novela negra, pero también hay otros nombres, como el de la propia Pilar Fernández Senac, que comparte con ellos presupuestos literarios y cronológicos, y cuya escritura va por otros derroteros.

Entre todos, en una sesión animadísima, trataron de explicar por qué escriben, qué es lo que les mueve, y señalaron como uno de los valores de este grupo generacional la amistad que se ha ido forjando entre ellos, lejos de cualquier rivalidad posible, y las alegrías que se llevan cuando alguno de ellos, sea quien sea, aparece en el mercado con un nuevo título. Lógicamente, se habló también de las tramas negras, e incluso diseccionamos un poco a sus personajes principales, tales como Samuel Alonso (Alfonso Gutiérrez Caro), César Giralt (Pedro Martí), Frederic Poison (Víctor Mirete), o la inquietante Cameron (Cristóbal Terrer).


No quedó tema sin tratar, incluso el panorama editorial y el papel de las redes sociales en la nueva concepción de la literatura, momento en el que Víctor Mirete pronunció sin duda la que fue la frase del día: “Las redes sociales son como un cuchillo, en manos de un cocinero, cocinan, y en manos de un asesino, asesinan”. Poco más se podía decir ya para poner punto y final a semejante sesión.


Como cada año, la edición se cerró con la entrega del V Premio de Microrrelatos ELACT “Lola Fernández Moreno”, que en esta ocasión recayó en la madrileña Julia San Miguel Martos, con su relato titulado Palabras desde el anonimato, en el que se muestra con una delicadeza extrema el papel de la mujer escritora en la época romana, y su imposibilidad de dar a conocer su obra al gran público.

El galardón fue entregado por Amalia Fernández Moreno y por José Luis Martínez, en representación de la empresa MTorres, patrocinadora del concurso. La autora tuvo unas emotivas palabras para recordar la figura de Lola Fernández Moreno antes de proceder a la lectura del microrrelato ganador. Finalmente, Francisco Marín puso el broche final a esta edición emplazando a los asistentes para el próximo mes de abril, cuando Cartagena vuelva a vestirse, una vez más, de letras.

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